
La discriminación racial va en aumento
Pero no se trata tan solo de comportamientos individuales motivados por los prejuicios y la ignorancia. Se trata de políticas de los gobiernos que convierten la discriminación en un crimen de Estado.
Pero no se trata tan solo de comportamientos individuales motivados por los prejuicios y la ignorancia. Se trata de políticas de los gobiernos que convierten la discriminación en un crimen de Estado.
Este año se conmemoran diez años de la Sentencia 168-13, un instrumento para la segregación y la agudización de la discriminación racial en el país, desnacionalizando a más de doscientas mil personas dominicanas de ascendencia haitiana y afectando el acceso a derechos como el de la salud, la educación, la libertad de la circulación y la libertad de reunión.
Este 8 de marzo nos encontramos nuevamente ante grandes retos para nosotras las mujeres negras, las mujeres haitianas, las mujeres dominicanas de ascendencia haitiana. Vivimos en una sociedad de enormes desigualdades, bajo un Estado racista, cuyos gobiernos nos persiguen y discriminan por nuestro color de piel y nuestros orígenes. Seguimos cargando el peso de ese pasado colonial y esclavista, bajo las nuevas formas de violencia y perpetuación de la exclusión, como ha ocurrido con la desnacionalización racista contra más de doscientas mil personas, hace diez años.
Soy una de las muchas mujeres negras, dominicanas de ascendencia haitiana, afectadas por la sentencia. Formo parte de una hermosa iniciativa llamada Muñecas Negras RD, un proyecto que busca empoderar a niñas y mujeres negras de distintos bateyes. A pesar de que la falta de documentación me ha limitado en muchos aspectos de mi vida, eso no ha sido suficiente razón para vencerme y aunque el Estado me cierre mil puertas, buscaré la manera de seguir avanzando y encaminar a otras mujeres para que también puedan avanzar
La opresión y la explotación de las mujeres no es un asunto de un pasado lejano. En nuestro país, las mujeres trabajadoras dominicanas, y especialmente las mujeres de ascendencia haitiana, enfrentamos una situación penosa debido a la discriminación y la negación de nuestros derechos fundamentales. Además de la dura realidad que enfrentamos por ser parte de la clase trabajadora en los sectores rurales y de los barrios populares, las mujeres dominicanas de ascendencia haitiana sufrimos la discriminación al rojo vivo por nuestros orígenes, a manos del Estado y de los gobiernos.
Rechazamos con toda nuestra fuerza la persecución, maltrato y abandono de mujeres migrantes embarazadas en centros de atención médica y su deportación en condiciones deplorables, cuyo único resultado será la marginación y el aumento de la mortalidad materna e infantil entre la población migrante. Exigimos políticas migratorias que respeten la dignidad humana y garanticen los derechos fundamentales de las mujeres migrantes y que el Estado garantice el respeto y protección para las organizaciones y personas que trabajan por los derechos humanos de la población de ascendencia haitiana.