El comienzo de un largo camino, sigo avanzando

 


Escrito por Ana Belique

¿Cómo llegué hasta aquí?

Hay muchos eventos a los cuales no suelo darle mucha importancia, tampoco suelo ser muy farandulera, pero la vida da tantos golpes que he ido aprendiendo a valorar cada momento y cada conquista.

Cada quien sabe las vicisitudes y las luchas libradas para poder llegar a donde está, muchas veces en el camino hasta se nos olvidan, sin embargo hay momentos en los cuales paramos y miramos hacia atrás, al detenernos nos damos cuenta de todo lo que ha significado cada paso de nuestra vida y las huellas que vamos dejando en la vida de los demás.

Existen conquistas que aunque sean individuales no son nuestras, ya que su transcendencia incluye a un colectivo.

A veces hacemos cosas simples, que muchos pensarán que cualquiera lo puede lograr porque de hecho muchos ya lo han hecho; sin embargo, las conquistas, las luchas y los logros, solo tú y los que te acompañan saben cuán significativo son.

Cuando yo tenía alrededor de 8 años un empleado del ingenio Quisqueya le dijo a mi padre que me entregara a él para yo acompañar a su esposa, era costumbre y creo que aún lo es algunas comunidades que familias numerosas y pobres enviaran algunos de sus hijos o hijas a vivir con otras familias con mejores condiciones de vida supuestamente para ayudarlos, en este caso la señora del empleado no tenía hijos y ellos prometían enviarme a la escuela y comprarme ropa; aunque nuestra condición no era tan buena, mi papá se negó a esa oferta y le dijo a aquel señor que su hija no iba a vivir con nadie y que estudiaría y se graduaría, el empleado sarcásticamente se rio y le dijo a mi padre que yo estudiaría para graduarme en el bar de Tomasa, en aquellos tiempos era como un prostíbulo y único centro de diversión que existía en el batey.

Desde aquel momento Papi había guardado aquella frase en su corazón. Ya estoy en los treintas, y aunque no me había graduado de la universidad, tampoco he tenido que irme al bar de Tomasa.

Desde el 2010 me he destacado como una de las principales líderes del movimiento Reconocido y representante de la lucha de los dominicanos de ascendencia haitiana, muchos ya saben cómo llegue hasta ahí, pero para aquellos que no saben les cuento.

Todo comenzó cuando decidí ingresar a la Universidad para iniciar mis estudios superiores, necesitaba un acta de nacimiento para completar el proceso, pero la misma me fue negada, la excusa que me daban era que mis padres eran haitianos y ellos debían investigar la condición legal que tenían mis padres cuando yo nací, ese proceso hizo que no pudiera ingresar a la Universidad ni ese año, ni el siguiente, ni el siguiente.

Anterior a ese proceso ya sabía que había ciertas dificultades con los hijos de haitianos pero no me imaginé que tanto, tampoco me imaginé que yo también pasaría por ese proceso pero así fue, mi caso no fue la excepción y tampoco fue uno más del montón.

Me dije a misma que no me quedaría de brazos cruzados y que lucharía para resolver mi situación, la de mi hermano y de la cualquier persona que estuviera pasando por lo mismo.

Y así fue como dos años después de mucha lucha, de procesos judiciales y movilizaciones me entregaron el acta; pero todo seguía igual, la lucha y las dudas sobre la situación legal de mis padres se mantuvieron y siguieron paralizando mi vida y la de muchos otros iguales a mí.

He continuado luchando por mí y por otros, pero a la vez seguí estudiando, logré entrar a la Universidad en medio de una lucha intensa como activista social. Como si fuera poco, en una de mis primeras clases una maestra me discriminó por mi cabello, me insultó en medio de un salón con más de 50 estudiantes; lo recuerdo como si fuera ayer, pero eso no me frenó, seguí adelante, apenas era uno más de los tropiezos que sabía que podría encontrar en los caminos de la UASD.

Soy de las personas que toma impulso en medio de las dificultades, cuanto más intenten aplastarme, más fuerte y resistente me hago. De las indignaciones he sacado fuerzas para pelear. Mis miedos y mi indignación no me paralizaron, al contrario, me hicieron fuerte y valiente.

Así es como he llegado hasta aquí hoy, siempre amé los estudios y mis padres vieron eso en mí; por eso se mudaron del Batey para el pueblo, para que yo pudiera estar aquí, que el batey no fuera mi todo, para que la falta de acceso a los estudios no me paralizara y claro, para no graduarme a los 13 o 14 años de prostituta en el bar de Tomasa.

Llegué hasta aquí no solo por mí, sino por mis padres quienes no pasaron de un 5to grado, por todos los hermanos y sobrinos que aún no han llegado aquí. Por todos mis compañeros y amigos de lucha que no pueden venir hasta aquí por diversas razones personales y por todos aquellos a los cuales el Estado les ha negado esta oportunidad.

Soy la primera de mi familia en alcanzar una Licenciatura pero, no seré la última, conmigo se abre un nuevo comienzo y lo he asumido como si mi destino fuera abrir caminos para otros.

No sé qué me depara el futuro, pero si por alguna razón todo se parara aquí, desearía que quedara esto como mensaje y lección para todos los han creído en mí y me han visto como ejemplo. Nadie dijo que sería sencillo ni fácil y no tiene por qué serlo, pero que las dificultades del camino no nos paren en el andar, pues hasta el momento nada me ha frenado, sigo avanzando.

Llego aquí hoy agradecida de la vida, del universo y de cada uno de mis ancestros.

Este es solo el comienzo de un largo camino.

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