EL IMPACTO DE LA APATRIDIA

 

EL IMPACTO DE LA APATRIDIA EN LA POBLACIÓN DOMINICANA DE ASCENDENCIA HAITIANA

El Movimiento Reconocido realizó, durante los meses de septiembre y octubre, varios encuentros con alrededor de 300 jóvenes dominicanos de ascendencia haitiana, integrantes del llamado Grupo B de la Ley 169-14, provenientes de diferentes bateyes cercanos a San Pedro de Macorís, Los Llanos y Bayaguana. Sus testimonios fueron registrados y forman parte de nuestra historia de marginación y resistencia ante un Estado que quiere borrarnos y negarnos la ciudadanía, simplemente por ser personas negras, personas con padres, madres, abuelos y abuelas haitianas. Al transcribir extractos de estos testimonios, hemos modificado sus nombres por razones de seguridad, ante la ola represiva que desarrolla el gobierno de Luis Abinader en contra de la comunidad inmigrante haitiana y las personas dominicanas de ascendencia haitiana, contexto en el que aumentan las detenciones arbitrarias de personas dominicanas negras por parte de agentes migratorios, policiales y militares.

Isidro, 17 años

“Cuando nos agarró la migración en 2015, por Los Mina, nos deportaron. Fui a parar a Puerto Príncipe. Yo nací en San Pedro y nunca había estado en Haití. Éramos dos, dormíamos en el monte, yo no sabía ni leer en creole. Mis padres tienen familia en Haití, pero yo no conozco a nadie allá y ni siquiera tenía teléfono. La gente en Haití nos ayudó, pero al principio pasamos mucha lucha.

Yo estaba estudiando cuarto grado de primaria. En esos cuatro años que pasé deportado, yo hubiera llegado a octavo grado. Ahí dije, bueno, no voy para la escuela, ahora es un bobo dizque estudiar sin documentos. Al final entré a octavo y lo terminé, pero eso igual no me vale nada. Si hay un trabajo bueno, no lo puedo coger por no tener documentos.

Un hermano y yo no tenemos ningún documento, dos hermanas mías están el proceso de la ley 169-14 pero eso está frizao. Uno nació aquí pero no tiene ningún papel. Al presidente le he escrito por Tik Tok para que nos ayude con esta situación, pero no me responde nada, he visto que le ha respondido a un par de gentes, pero a mí no me dice nada. Juntándonos todas las personas que estamos en esta situación podemos lograr que esto cambie”.

Angela, 22 años

“Tengo el acta de nacimiento y el carnet del plan de regularización. Yo fui a (la Dirección General de) Migración y a la Junta (Central Electoral), y lo que me dicen es que tengo que tener el acta para fin de cédula. A pesar de que me tomé las fotos para la cédula, no me la han entregado. Estoy esperando que la junta me la entregue, pero las oficinas de migración están cerradas y estoy esperando que ellos den la orden.

Yo con el documento que tengo pude estudiar hasta cierto punto, pero estuve haciendo un curso y tuve que dejarlo, también me botaron del trabajo cuando supieron que mi carnet estaba vencido y desde aquel entonces no he podido hacer nada. Siento mucho dolor por no poder seguir estudiando. Ahora mismo estar sin un buen trabajo me hace sentir inútil, yo la verdad sin documento no voy a traer un hijo al mundo, para que no pase por esta misma situación.

Todos mis hermanos están pasando por esa misma situación, tienen cédulas, pero vencidas. Somos ocho hermanos y cuatro tienen cédula del plan y cuatro solo tenemos acta del plan. Tengo mucho miedo de salir a la calle [ante el peligro de] ser deportada a Haití, ya que no conozco a nadie allá.

Yo le preguntaría al presidente, cómo él se sentiría si estuviera en mi situación de no tener un buen trabajo, no poder estudiar, caminar libremente ni declarar a tus hijos. También le diría al presidente que se acuerde de lo que él decía en su discurso antes de ser presidente, que dé una orden con la que nos puedan resolver nuestras situaciones”.

Alicia, 34 años

“A veces hay algo que hacen algunos dominicanos, que uno va al médico o uno está reclamando algo, siempre te dicen que los haitianos no tienen derecho a reclamar nada, ellos siempre te dicen que no, que los negros tienen que saber que son negros y que los negros no se pueden comparar con los dominicanos.

En el curso donde yo estoy estudiando los domingos siempre hay una tiradera, una vaina, hablando mal de los haitianos, hablando mal de los negros, diciendo que no, que los negros no son gente, que uno no debía compartir con ellos. Pero yo quiero saber por qué motivo los negros no tienen derechos.

Y entonces me están diciendo que hay una situación que sucedió en estos días, ¿qué pasó? Que hay una haitiana que está embarazada que le llegó tiempo de dar a luz y cuando la llevaron al médico, entonces no aceptaron que ella entrara al hospital, ningún médico le hizo caso a ella hasta que dio a luz afuera del hospital. Ninguno de los médicos les hizo caso.

Y entonces cuando dicen eso, yo quiero saber cuál es el motivo. El dominicano tiene carne y hueso y vena y sangre y los negros también, porque no hay una diferencia. Hay alguna diferencia por el idioma, pero hay muchos negros que hablan dominicano. Porque uno no puede estar negando o ignorando al negro, para mí es la misma cosa, la única cosa que es distinta es el color negro. Yo soy nacida y criada aquí y nunca viví en Haití. Y sé de gente que salen de Haití y están en la capital, que son haitianos y yo cuando iba a la capital he visto a estas personas, que me ha sorprendido que tienen la piel más clara, y uno llega al lado de ellos y sin embargo uno no sabe si son haitianos a menos que hable con ellos, y entonces ahí uno puede comprender que son haitianos.

Me casé a los 19 años y salí embarazada. Yo vivía con un guardia, entonces lo lindo fue cuando fui a dar a luz en el (Hospital Regional Antonio) Musa en San Pedro y cuando termino de dar a luz con cesárea, entonces cuando llegó el momento en que me iban a dar el alta, me querían quitar el bebé y no me lo querían dar porque yo no tenía documento para poder declararlo.

Yo no sabía qué hacer. Cuando yo llamé al papá de mis hijos, estaba en servicio y él me decía bueno, espérame que voy sacar un permiso para poder coger para allá. Y cuando él llega a las dos de la tarde y él tenía que hablar, investigar, le sacaron mucha conversación a él, antes de entregarme a mi bebé porque no tenía mis documentos. Todavía al tener mi documento, es como si no tuviera, al ver que le ponen extranjero, dizque nacionalidad Haití. Pero si yo soy nacida y criada aquí, no deben poner que mi nacionalidad es de Haití. Fui a abrir una cuenta y me decían que con este documento no puedo abrir ninguna cuenta, dicen que tengo que buscar pasaporte o si no cambiar la cédula. Hay mucha gente que está ignorándonos por ese documento.

Todavía no están declarados mis hijos, tengo que hacer las diligencias para declararlos, pero todavía no me han entregado el acta de ellos, ya ellos están en la escuela. El papá tiene cedula porque él es dominicano, pero él es una persona sinvergüenza. Yo no vivo con él por mujeriego. Cada vez que yo le pido que vaya al Guacalito a buscar información, si ya salió el acta de los muchachos, él nunca tiene tiempo para ir para allá a esperar eso.

Mi mami me dice que su documento ella lo había dejado allá en su país y mi papá también. Entonces cuando ellos querían declararnos la situación se había puesto muy difícil. Mis hermanos están en la misma situación. Yo quería terminar mis estudios a ver si podía ir a aprender algo, algún curso que, si yo podía mí aprender enfermería, pero por la edad que yo tengo me dicen que no, no puedo engancharme.

A veces que uno va para Bávaro a buscar trabajo y le dicen que con esos documentos uno no puede trabajar, que no vale la pena. Tenemos que reclamar nuestros derechos, lo que está pasando con los demás, no solo soy yo, todos nosotros somos seres humanos que necesitamos reclamar nuestros derechos. El gobierno creó esta situación, porque somos negros y entonces al negro lo ignoran, como si no tenemos derechos. Debemos echar pa’lante, hacer un esfuerzo, hacer campaña y todo eso”.

Domitila, 30 años

“Somos cinco hermanos en total y todos están en la misma situación. Mis hijos yo los declaré, pero el más pequeño cuando yo fui a retirar el acta me dijeron que no lo podía retirar porque mi cédula está vencida y el papá también tiene la misma situación que yo, la cédula también está vencida, y no nos dieron el acta simplemente por eso. Pero sí lo declaramos.

Yo estoy en una situación complicada, si se puede decir, porque yo he buscado trabajo en empresas, no me dan, no me emplean con la cédula, porque con esa cédula uno no puede sacar ni siquiera un certificado de buena conducta, que es lo que mucha empresa pide. Yo fui a una empresa e hice la entrevista y me dijeron que no me podían aceptar simplemente por mi cédula, porque con esa cédula yo no podía abrir una cuenta de banco, porque como dije, ahorita me mandaron a hacer un pasaporte para yo poder abrir una cuenta bancaria. Me parece como descabellado que yo tenga que sacar un pasaporte para yo poder abrir una cuenta de banco, para yo poder trabajar y darles un sustento a mis hijos.

Mis papás le dieron largas a la diligencia de declararnos, le dieron largas hasta que llegó un momento que no me aceptaban en la escuela. Para coger la prueba nacional fue un episodio, me dieron la prueba nacional básicamente porque yo era meritoria. Y después de eso yo empecé a hablar con ellos porque ya yo tenía edad y ellos empezaron como a preocuparse más.

Cuando comenzaron a hacer la diligencia ya yo tenía dos hijos. Entonces yo caí en el plan, en el grupo B, que era de los que nacimos aquí, pero no tenemos derecho a tener una cédula, a votar, ningún derecho. Mi mamá buscó papel de testigo, buscaron, en fin, cosas que nos pedían. Pero no nos daban respuesta. El seguro me lo dieron, yo me fui y me inscribí, eso fue lo único que me salió.

Yo no he podido trabajar más que en una casa de familia, porque a veces no te piden tantos requisitos. Pero estoy desempleada ahora.

Una vez se me perdieron los documentos y para yo poner una denuncia me dijeron que yo tenía que ir a Interior y Policía, porque no la aceptaban en el cuartel. Es algo que te da mucha impotencia, en realidad. Tú saber que naciste en un país y que ni siquiera puedes trabajar para darle una vida de calidad a tus padres, es frustrante. A mí me ha tocado vivir esto: desde que tú vas a una agencia y que te digan que la única razón por la que no te van a aceptar es simplemente por tu documento, es frustrante.

Yo quería ser psicóloga, pero es difícil cuando te ponen tanta traba. Lo he tenido que poner en pausa. Hay personas que no tienen ninguna aspiración, que no tienen nada y la ayudan y le facilitan todo. Y uno que está pidiendo un derecho tan básico como poder mantener a sus hijos, poder tener los servicios básicos, porque uno no puede hacer nada con una cédula vencida, entonces las autoridades deberían ser más empáticas.

El gobierno es el que tiene el poder para dejarnos en la oscuridad o darnos un poco de luz, porque las leyes las hacen ellos y cada vez que quieran hacer una ley, ellos la acomodan a sus intereses. Para resolver esta situación, lo primero es conocer nuestros derechos. Si no los conocemos, pasa justamente lo que está pasando ahora. Muchos todavía no saben que tienen derechos y por eso es que les están pisoteando sus derechos”.

El cambio del presidente Abinader

Los impactantes testimonios de la juventud afectada por la apatridia en la República Dominicana luego de la sentencia 168-13 ilustran una realidad extendida por todo el territorio nacional. Desde hace varios meses el Movimiento Reconocido viene recordando al Presidente Abinader su discurso durante el acto titulado “Abrazo solidario”, en el Aula magna de la UASD en el año 2013, evento en solidaridad con las personas de ascendencia haitiana. Pero una vez que llegó al poder vino el “cambio”, en otras palabras, el abandono de la anterior posición de solidaridad con la comunidad dominicana de ascendencia haitiana. Lamentablemente el contraste no podría ser mayor entre su discurso de 2013 y la política actual del gobierno dominicano de persecución contra las personas haitianas y dominicanas de ascendencia haitiana, política que incluso ha generado críticas por parte de funcionarios de la ACNUR, la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU y la embajada de EEUU en la República Dominicana.

El decreto 668-22 que pone en peligro a las personas dominicanas de ascendencia haitiana que viven en los bateyes y las deportaciones masivas, en cuyo marco personas dominicanas de ascendencia haitiana han sufrido extorsión y detenciones arbitrarias, agravan nuestra situación de marginación y opresión generada por la sentencia 168-13. Citaremos las líneas finales de la Carta Abierta que el Movimiento Reconocido dirigió al presidente Abinader en septiembre de 2022:

“Usted debe conocer el proverbio árabe que nos recuerda que hay cuatro cosas que no pueden deshacerse: la bala disparada, la palabra dicha, el tiempo pasado y la oportunidad perdida. Las palabras que usted pronunció no pueden borrarse, tampoco los años que han transcurrido desde 2013, incluidos los dos años de su gobierno. No pierda definitivamente la oportunidad de corregir la gran injusticia que el Estado dominicano ha cometido en contra de nosotros y nosotras”.

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Los ataques ilegales perpetrados por agentes de la Dirección General de Migración (DGM) en varias comunidades de El Seibo, República Dominicana. Estos allanamientos se realizaron sin orden judicial, implicando detenciones arbitrarias, robo de dinero y bienes, actos de violencia como golpizas y torturas, principalmente dirigidos hacia personas de ascendencia haitiana. Se critica la política sistemática de persecución racista del gobierno, violando la Constitución y los acuerdos internacionales de derechos humanos. Se pide que se detenga esta represión y se exige que los responsables sean llevados ante la justicia. Además, se destaca la complicidad de algunas instituciones gubernamentales, como CONANI, y se recopilan testimonios de las víctimas para evidenciar las violaciones de derechos humanos ocurridas durante estos allanamientos ilegales.

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Miles de jóvenes dominicanos de ascendencia haitiana, que no conocen Haití y que no hablan el idioma de ese país, que no tienen familiares en ese país, han sido objeto de procesos de detención arbitraria y expulsión. Este 10 de diciembre, debemos recordarle al gobierno que la pena de destierro no existe en la legislación nacional y expulsar a personas dominicanas en base a una clasificación racial es un grave crimen contra la humanidad que puede ser perseguido y sancionado por instancias internacionales.

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